Santiago Mexquititlán: Corazón otomí de Querétaro

Ubicado en el municipio de Amealco de Bonfil, Santiago Mexquititlán es una de las comunidades otomíes más representativas del estado de Querétaro. Su riqueza cultural, sus tradiciones, y el orgullo de su gente han resistido el paso del tiempo.

1. Ubicación y entorno.

Se encuentra en la región sur de Querétaro, a más de 2,300 metros de altitud. Rodeado de montañas, campos de cultivo y caminos antiguos, el pueblo conserva su traza tradicional y sus construcciones sencillas.

  2. Raíces históricas.

Surgió en el siglo XVI como asentamiento indígena durante el periodo virreinal. Fue fundado por autoridades españolas como parte de una estrategia de organización tributaria y religiosa. A lo largo de su historia, los habitantes de Mexquititlán defendieron sus tierras ante el avance de las haciendas y conservaron sus formas de vida.

  • Un pueblo que lucha por su identidad

Santiago Mexquititlán ha sido ejemplo de resistencia cultural. En años recientes, líderes comunitarios han impulsado proyectos de educación bilingüe, talleres culturales y la enseñanza del hñähñu a niños para preservar el idioma.

  • Problemáticas actuales que enfrenta la comunidad

Aunque es un pueblo lleno de riqueza cultural, enfrenta retos como la migración de jóvenes a las ciudades, el abandono del campo, y la pérdida paulatina de algunas tradiciones. Hay esfuerzos por atraer turismo cultural responsable que apoye la economía local sin afectar la vida comunitaria.

  3. Lengua, barrios y vida cotidiana.

Santiago se organiza en barrios como El Primero, Segundo, Tercero, Cuarto, Quinto y Sexto. Cada uno tiene sus costumbres particulares y responsabilidades dentro de las celebraciones comunitarias. La lengua otomí o hñähñu sigue viva y es hablada por muchas personas mayores.

   4. Economía local.

Las actividades económicas se centran en la agricultura (maíz, frijol, quelites), el comercio, la artesanía y el turismo cultural. 

  • Proyectos comunitarios en marcha

Santiago ha desarrollado huertos escolares, programas de salud comunitaria y talleres para fortalecer el tejido social. Algunos jóvenes regresan al pueblo para emprender negocios de textiles, panadería o ecoturismo.

Las mujeres lideran la producción de textiles y muñecas “Lele”, que son vendidas en todo México y el extranjero.


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